Los humanos somos propensos a demostrar amor de mil maneras.

Físico, sentimental o material nunca ha importado pues, la intención, es aquello que queda marcado a la posteridad dejando historias que van desde la tragedia hasta la felicidad.

Una de esas formas son las cartas de amor, una forma algo antigua de explotar los sentimientos, pero ¿sabes su origen y lo que conlleva una? Aquí te lo diremos.

El origen de tan bella forma de expresarse se remonta a los romanos.

Las cartas tendían a ser escritas con tinta en tablillas de roble o, si se eran muy valerosas, eran escritas en papiro para ser enviadas a las nobles damas quienes, si valían la pena por su amor honesto, resguardarían las cartas con anhelo.

De esas épocas de siglos atrás se tienen las cartas que, el propio Plinio “el viejo”, le mandaba a su tercera esposa Calpurnia.

Dejando en claro labras dulces el amor por estas que eran expresadas hacia su mujer.

El amor por cartas no solo quedo en la época de dioses y guerreros pues, en tiempos de la segunda guerra mundial, los soldados enviaban sus sentimientos escribiendo en papel a veces en trincheras o, si había suerte, en bases militares lo mucho que deseaban volverlas a ver y tener una vida juntos.

Muchos de esos sueños no llegaron, llevándose miles de deseos, pero hubo otros que nunca desistieron y continuaron mandando letras hacia sus amadas, pudiéndose volver a ver.

A pesar de que hoy en día por la evolución de la comunicación las cartas, han sido remplazadas, nunca se han quedado atrás.

Siendo estas regaladas en días especiales como aniversarios, cumpleaños o propuestas.

Tanto hombres como mujeres nunca se han visto detenidos por escribirle a su ser amado, redactando dulces mensajes que llegan al alma del otro.

Es una forma antigua, pero, nunca pasada de moda de poder expresar lo que uno siente por alguien y, en varios casos, deseando ser correspondidos.

El romance epistolar ha marcado un antes y un después en la forma de expresarnos llevando a que, por cómo se desarrolla el sentir, haya obras de este estilo.

No hay que omitir que, con obviedad, es impresionante el como con lápiz, hojas y el corazón, se expresan sentimientos tan nobles que pueden cautivar.