La Independencia de México no solo se escribió en batallas y proclamas, también se forjó en la manera en que las ideas lograron viajar de boca en boca y de papel en papel.
En un país donde la palabra era esperanza y la imprenta un arma poderosa, los medios de comunicación se convirtieron en el puente que unió a los insurgentes con el pueblo.
Durante esa época (1810–1821), la imprenta fue el medio más influyente y transformador.
Gracias a ella surgieron publicaciones que marcaron un antes y un después, como El Despertador Americano, impulsado por Miguel Hidalgo y redactado por Francisco Severo Maldonado.
Este periódico difundía no solo noticias del movimiento insurgente, sino también reflexiones y argumentos que buscaban sembrar en la población el deseo de libertad, justicia y autodeterminación.
La comunicación también se extendía a través de bandos oficiales que se leían en plazas y calles, los pregoneros que recorrían mercados transmitiendo noticias en voz alta y los sermones en las iglesias que servían como tribunas donde se hablaba del rumbo político.
Gracias a estos canales, la alcanzó a la gran mayoría del pueblo, que encontraba en los mensajes una forma de sentirse parte del movimiento y de la historia que se estaba escribiendo.
Por otra parte, las cartas y mensajeros jugaron un papel decisivo en la coordinación entre líderes de distintas regiones.
A través de ellos se compartían planes de batalla, instrucciones y noticias que, en muchos casos, viajaban bajo riesgo constante de ser interceptadas.
Los símbolos también tuvieron una fuerza inigualable.
El estandarte de la Virgen de Guadalupe funcionó como un mensaje visual cargado de identidad, fe y unión.
Más que un simple emblema, se convirtió en un medio de comunicación poderoso que transmitía pertenencia y esperanza a miles de hombres y mujeres que se sumaron al movimiento.
La independencia no solo representó un proceso político y social, sino también un punto de partida en la historia de la comunicación en México.
De aquellos primeros periódicos y proclamas surgió un camino que llevaría, con el tiempo, al telégrafo, la radio, la televisión y los medios digitales.
Mirar atrás nos recuerda que la libertad también se construyó con palabras, con voces alzadas en plazas, con hojas impresas que pasaban de mano en mano y con imágenes que lograron unir a un pueblo entero.
Autor: Jennifer Bocanegra, 4to. de la Licenciatura en Comunicación y Estrategia Digital
Sede: Torre II